lunes, 28 de abril de 2014

Mi pequeño manual para la enseñanza de buenos hábitos alimenticios en nuestros hijos



No soy ninguna profesional de los principios nutricionales, solo soy mamá de tres niños;  una de ellas con dos años y medio que sí que me ha dado guerra con el tema de la comida; pues luego de que mi primer hijo fuese bastante dócil en ello, realmente nunca fue que instauré muchos hábitos, él simplemente comía lo que le diera así que no me importaba que se alimentara por ejemplo frente al televisor o sentado en el sofá de la casa.

Pero fue cuando me tocó enseñar de comer a Claire, que tuve que repasar si estaría cometiendo algunos errores o si podría aprender algún truco para que mi querida bebé pudiese aumentar su talla que se encontraba tan solo en el percentil 3 de estatura que significaba que de 100 niñas / 97 serían más altas que ella. 

Esto significó tenerle que hacer distintas pruebas para descartar que la falta de crecimiento se debiese a la pérdida de calcio u otras causas. Y fue hace unos cuantos meses que luego de haber instaurado una cantidad de nuevos hábitos alimenticios y de saber gracias a los distintos exámenes que todo andaba con normalidad, que Claire subió al percentil 15 (que sigue siendo bajo, pero ya no tanto y además coincide con su patrón familiar, de esa forma lo considero un logro y lo más importante "Claire ahora come")

Digo "Claire ahora come" porque a ella sencillamente no le gustaba NADA de eso que alimenta. Haciendo muchos esfuerzos lograba que un día probara arepa, pollo o plátano, pero al día siguiente ni eso... 

Así es que esta situación me llevó a tener que leer y leer, consultar e investigar. Y como resultado de ello, escribiré lo que considero es fundamental cuando se trata de instaurar hábitos alimenticios a tus hijos:

  • Primero que nada comienza desde el mismo momento que al bebé se le incorpora un alimento diferente a la leche, luego podría ser tarde, aunque nunca "demasiado" gracias a Dios. 
  • Intenta variar cada semana los menús para estimular su gusto. Muchas veces caemos en el error de darle la misma fruta o la misma sopa pensando que si le ha gustado la primera vez le gustará las demás veces, deberíamos insistir en variar todos los días si es posible incluso las texturas (pues podría aburrirse del sabor o presentación y comenzar a rechazarlo).
  • Establece horarios para la leche y los sólidos sin obsesionarte con la puntualidad. La rutina y estructura es sumamente importante, especialmente cuando se trata de niños que "no comen". Los padres deben establecer reglas al momento de comer y mantenerse firme en ellas. Nuestro hijos asociarán que si soy firme con la hora o el lugar de comer, también lo seré con el menú ofrecido.
  • Evita el picoteo entre las comidas: si dejamos que antes del desayuno, almuerzo, merienda o cena nuestros hijos tomen algún jugo o galleta, desajustaremos el reloj biológico y cuando sea el momento de la comida no tendrán el mismo apetito y ya no será un tema de que guste o no, estaremos añadiendo un enemigo adicional "la inapetencia".
  • Si a tu hijo le da hambre antes de la hora, ofrécele agua (en la siguiente comida podrías aumentar un poco la porción de comida o quizá podrías adelantarla unos cuantos minutos) y recuerda que esos alimentos azucarados o bebidas es bueno reservarlos para días especiales como los cumpleaños, etc. Les hacemos un bien cuando les damos estructura porque los pequeños no saben lo que esta bien o mal, pero necesitan que nosotros los orientemos.
  • Ofrécele porciones pequeñas que visualmente no desestimulen al niño y con los días podrás irlas aumentando, sin embargo recuerda que es mejor que repita, a que deje comida en el plato. Así el niño se siente que ha logrado su objetivo.
  • Propicia un ambiente agradable para tu familia a la hora de comer. Aprende a relajarte ese día que tu hijo decidió no comer demasiado, establécele una meta que pueda cumplir (dos cucharadas de esto y una de aquello).
  • Elogios:  los padres pueden recurrir a las felicitaciones al momento de comer, de tal manera que el niño reaccione positivamente a probar nuevos alimentos. Es importante no hacer un uso desmedido de los mismos (debemos guardarlos para aquello que realmente deseamos reforzar).
  • Comer en familia: evita comer frente al televisor. Si tu hijo ya no es tan bebé inclúyelo a la mesa y colócale algún taburete si es necesario para darle la altura adecuada. Algunos estudios demuestran que los niños que comen junto con sus padres se alimentan mejor que los que comen solos. Toman más frutas y verduras, poseen mayores habilidades de expresión, establecen relaciones más saludables con los otros y se sienten mejor integrados en su familia. En horario infantil, la televisión concentra la emisión de anuncios de alimentos que pueden influir en los hábitos de consumo del niño. La mayoría de anuncios son de chucherías, chocolates, refrescos, etc. (Aída Díaz, 2010. Comer viendo la tele de: http://www.serpadres.es/familia/vida-en-familia/comer-viendo-la-tele.html).
  • Deje que el niño se alimente solo: Después de que el bebé cumpla un año, puede comenzar a animarlo a alimentarse por sí mismo para que vaya dominando las habilidades a la hora de comer.  
  • Perseverancia: hay quienes dicen que un alimento debe ser probado al menos 20 veces antes de que comience a gustarle al niño. 
  • El ejemplo: si te aplicas a ti misma los mismos principios nutricionales, tu hijo adoptará más fácilmente estos hábitos. Y si tus hijos ven que tienes una relación sana con la comida van a imitarte, así que trata de esforzarte por tomar agua, comer verduras, frutas y granos.
Esperando que estas ideas les sean útiles, muchos éxitos en la instauración de buenos hábitos alimenticios.