miércoles, 26 de noviembre de 2014

El Belén que puso Dios

En vísperas del nacimiento del niño Jesús, y porque quienes viven la navidad con mayor ilusión son los niños, aprendamos de este pastorcillo tonto, que no es tan tonto como parece.

Capítulo 7 del "Belén que puso Dios", publicado también y escrito por el Padre Enrique Monasterio en su blog: http://pensarporlibre.blogspot.com/2007/12/7-el-pastorcillo-tonto.html 

El pastorcillo tonto

Dios ha elegido a los necios para confundir a los sabios (I Cor 1,26).
Hay un belén en Roma que seguramente no olvidaré nunca. Está en la sala de estar — en el "soggiorno"— de la sede central del Opus Dei, dentro de una vitrina que se abre sólo cuando llega la Navidad. Mirando ese Nacimiento hemos hablado con Dios personas de todo el mundo. Allí San Josemaría Escrivá nos enseñó a rezar, jugando con la fantasía, contemplando a un Niño Jesús diminuto, que cierra los ojos y aprieta los puños muy fuerte, como todos los recién nacidos. La Virgen María -bellísima- tiene a su Hijo al alcance de la mano, y lo destapa para que podamos verlo y besarlo. San José, fuerte y joven, contempla la escena muy cerca de su Esposa. A sus pies, haciendo guardia, hay un perrillo, de raza indefinida y aspecto simpático, que trata de aparentar ferocidad, sin conseguirlo en absoluto. En lo alto, los ángeles: docenas de angelotes con los más variados instrumentos musicales. Y en primer plano, a la entrada del Portal, están los pastores. Son tres: el mayor, de unos cincuenta años, se arrodilla frente a Jesús, mientras acaricia un cordero con su mano izquierda. El segundo, más joven, espera su turno ligeramente inclinado. Detrás, con la vista perdida, mirando quizá a los ángeles del techo, viene un niño de doce o trece años que a todos nos resulta familiar, porque tiene ese rostro entrañable e inequívoco de los que padecen el síndrome de Down. Es un pastorcillo tonto. Llamémosle así, que él no se enfada. El chico está fuerte, y lleva en su mano izquierda un ganso enorme que hace lo posible por huir.

Algunas veces, junto a ese belén, he jugado a ponerme en el lugar del perro, para defender al Niño Jesús ; o del borrico, que está tan cerca de la cuna. ¡Y en cuántas ocasiones he deseado ser el pastor tonto...!

Jesús, me llamo Zabulón, tengo doce años y soy pastor como mi padre. El ángel que vimos antes me ha dicho que lo sabes todo, porque eres el Mesías y el Hijo de Dios, pero prefiero contártelo, porque te veo tan pequeño y tan dormido que, la verdad, no sé si te haces cargo.
Mi madre, Juana, murió cuando me tuvo a mí, y por eso dice mi padre que tengo que quererla más que a nadie en el mundo; pero yo le quiero más a él (por favor, no se lo digas, que a lo mejor se enfada), porque está a mi lado todo el día y me enseña muchas cosas. Me ha enseñado cómo se llaman los vientos que traen la lluvia y los que llegan del desierto y ponen nerviosas a las ovejas. También conozco los nombres de los pájaros y estoy aprendiendo a distinguir las estrellas. Esto es más difícil, porque son muchísimas y tengo mala memoria, pero sí que me he dado cuenta de que ha aparecido una nueva justo encima de donde tú estás.
Como ves, Jesús, yo soy un poco tonto... No digas que no: se nota enseguida. Todo el mundo lo sabe. Por lo visto, los tontos nos parecemos mucho, y hay gente que nos mira raro, como si tuviésemos la culpa. Yo querría decirles que no soy tonto adrede; que nací así por voluntad de Yahvé, y que tampoco es tan malo. Sirve, por ejemplo, para hacer reír a los niños. En cuanto me ven, se ponen muy contentos, me gastan bromas, me tiran cosas, y yo finjo que soy todavía más tonto para que se rían más. ¡Si supieras lo bien que lo pasamos...!
¿Ves? Ya he dicho otra tontería: "si supieras". El ángel me ha explicado hace un rato que tú lo sabes todo, y yo lo había olvidado.
Ese perro que tienes junto a tu cuna, es mío (bueno, de mi padre). Se llama Peque y es mi mejor amigo, porque no se ríe de mí. Escucha todo lo que le cuento con la boca abierta y la lengua fuera, y no me interrumpe nunca.
Te traigo una oca. Así tendréis para comer. Para jugar no sirve, porque es medio tonta y muerde. Así que dile a tu padre que no tenga pena de matarla. Además, con las plumas te puede hacer una almohada para que estés más cómodo.
¿Te digo una cosa? Nunca había sido capaz de pensar tanto rato seguido, sin cansarme. No me hago ilusiones: sé que esto me pasa porque estoy contigo, y porque hablo sin palabras, como en secreto. Pero si tratara de contártelo en voz alta, te reirías de mí como todo el mundo.
Es curioso; con el ángel me ha pasado lo mismo. Cuando se nos apareció al otro lado del barranco, yo no me enteré de nada. Dijo palabras tan difíciles que ni siquiera mi padre y los demás comprendieron gran cosa. Imagínate yo, que soy medio bobo. Pero, como el ángel lo sabía, después de hablar con los demás pastores, se me acercó por la espalda y se puso a charlar conmigo a solas, igual que nosotros ahora, sin ruido y sin que nadie nos viera... ¿A que no sabes lo que me contó?
Vaya... Me parece que he dicho otra tontería: sí que lo sabes. Tú lo sabes todo. Pero, bueno, el caso es que el ángel (que, por cierto, se llama Gabriel: a lo mejor lo conoces) estaba muy contento, pero también un poco preocupado porque, según él, Yahvé le había encomendado una faena muy difícil.
—Imagínate, Zabulón —me dijo—: Dios nos ha mandado que anunciemos el nacimiento del Mesías a los hombres de buena voluntad. ¿A que parece sencillo? También yo lo pensé al principio. Pero cuando nos reunimos los seis arcángeles del comando para hacer la lista, la cosa empezó a complicarse. Por tres veces tuvimos que dirigirnos a Yahvé para preguntarle qué significaba exactamente buena voluntad... ¡Naturalmente que lo sabíamos, pero queríamos que nos diese permiso para abrir la mano! Así y todo, no conseguimos más de media docena en los alrededores de Belén.
Yo tampoco sabía qué quería decir eso de buena voluntad, así que se lo pregunté al ángel, y me dijo un montón de cosas preciosas que no sé si voy a ser capaz de repetir:
—Mira, Zabulón —empezó—, tú te has fijado muchas veces en los pájaros, ¿verdad?
—Sí, y mi padre me ha enseñado a distinguir los buenos de los malos. Hay unos que se beben la leche de las cabras, y...
—Y sabes también que algunos vuelan siempre a ras de suelo, picoteando por todas partes, como los gorriones o los mirlos; otros se meten en los basureros o en los establos; algunos sólo están a gusto en lo alto de los árboles más chicos, o en los aleros de las casas. Pero hay también aves de altura, como las oropéndolas, que construyen sus nidos en la copa de los álamos y nunca descienden a la tierra, o las grandes águilas, que se elevan al cielo sin esfuerzo, como veleros del aire llenos de majestad...
Mientras Gabriel hablaba, yo había perdido el hilo, y me había olvidado de la buena voluntad. Por eso, me sorprendió un poco cuando dijo:
—A los hombres les pasa algo parecido. Dios los ha creado para que vuelen muy alto...
—¿Podemos volar?
—¡Ya lo creo! ¿No vuela la fantasía, la imaginación, el corazón, el deseo, la memoria,...? El alma vuela. ¿Me entiendes?
—Creo que sí.
—...Y, sin embargo, algunos se empeñan en revolotear entre los estercoleros o en las charcas más repugnantes. Otros utilizan sus alas, no para lograr una meta, para llegar a alguna parte, sino para exhibirse en vuelos acrobáticos. Y son pocos los que quieren, de verdad, alcanzar al que está en lo más alto...
—¿A Dios?
—A Dios, sí... Lo has entendido, Zabulón. Ésos son los que tienen buena voluntad, los que alcanzan la sabiduría.
—Pues entonces yo no soy como ellos. ¿Cómo podría ser sabio un tonto?
—Lo eres, porque siempre has tenido tu corazón con Yahvé, y has soñado con conocerlo y amarlo. No te importe que tu ingenio sea pequeño, con tal de que alcance la Verdad. Las aves que vuelan más alto no son las que más aletean, sino las que se dejan llevar por el viento y aprenden a navegar sin fatiga, desplegando sus alas sin miedo al espíritu que las arrastra.
—Fíjate, Jesús; mientras el Ángel me decía estas cosas, yo lo comprendía todo, y no me cansaba de escuchar, ni de pensar... Hasta se me ocurrió que a lo mejor me había vuelto listo. Pero me miré en el río, y gracias a Yahvé, mi cara seguía siendo la de siempre. Luego, he oído la voz de mi padre, que me llamaba; he cogido la oca, y aquí estoy.
¿Sabes lo que te digo, Jesús? Que estoy muy contento de estar a tu lado; que no tengo envidia de mi hermano Andrés ni de mi hermana Ana, que son ricos y tienen grandes rebaños y muchos olivos, pero que están lejos de aquí. Que te doy gracias porque has elegido a un tonto para ser sabio, y que me dan mucha pena esos sabios que parecen tontos, y yo creo que lo son.
Según el ángel, Yahvé me ha elegido para ser una figura del belén porque hay que explicar a la gente que las únicas vidas inútiles son las de aquellos que se niegan a buscarte: son aves sin alas. Y que Dios, algunas veces, escoge a los tontos para confundir a los listos.
Sólo tengo una pena, Jesús. Ya te dije antes que mi madre murió cuando yo nací, y, aunque a mi padre le quiero mucho, algunas veces la echo en falta. Con decirte que hasta me dan envidia los corderos del rebaño, cuando duermen junto a sus madres... ¿Ves como sigo siendo un poco bobo, Jesús?
Pero es que ahora he conocido a la tuya. No sé si te das cuenta de que no paro de mirarla y de que también ella me sonríe como si fuera guapo. ¿Me dejas volver de vez en cuando para estar a su lado? Me parece que a tu madre no le importa y a tu padre tampoco. Les traeré comida y cortaré la leña que necesitéis. Y le explicaré cosas que a lo mejor no sabe, y ella me contestará; no como tú, que sigues ahí dormido.

Jesús, ahora te voy a dar un beso. No te despiertes, por favor, que no quiero que se enfade María.

martes, 25 de noviembre de 2014

Mensajero de sentimientos

Me encantó este video. Un anuncio para recordanos qué importante es tomar tiempo para decirnos las cosas y para compartir!!!



martes, 18 de noviembre de 2014

Amar es querer el BIEN del otro

Para celebrar los 2000 seguidores de la cuenta en instagram @hablemosobrefamilia quiero compartirles algunos de los fragmentos de mis ensayos de antropología, psicología y filosofía sobre el amor durante mi universidad...

El amor, es uno de los aspectos de mayor importancia presente en nuestras vidas. Lo encontramos en nuestras conversaciones, innumerables películas, canciones, y en muchas ocasiones es el responsable de las emociones que nos embargan. Sin embargo, el hombre y la mujer de nuestra época conciben al amor como un sentimiento espontáneo, el enamoramiento o el deseo sexual. Dentro de sus cabezas, no cabe siquiera un pensamiento a cerca de que un "amor verdadero", en muchas ocasiones, implica sacrificio o la propia negación de un bien particular por el bien del ser que se es amado. De ahí que la mayoría de las personas se preocupan por lo siguiente: ¿cómo podemos ser amados?, y nunca ¿cómo podemos aprender a amar? Pero, ¿Por qué deberíamos aprender a amar?

Según Aristóteles, "amar es querer el bien del otro en cuanto otro", es decir, hacer  todo lo que sea posible para ayudarle a conseguir, al ser amado, su máxima perfección, el desarrollo de todas sus potencialidades latentes.

El amor, cuando busca la perfección de la persona a quien ama, lo único que desea es el bien de ésta, que significa "lo perfecto en su género", y en consecuencia su felicidad.
Es por ello que para "amar", "buscar el bien del otro", "alcanzar la perfección"; hace falta conocer la verdad "conformidad del pensamiento o idea con la realidad de las cosas"; para que así, con la libertad, el hombre sea capaz de dirigirse al bien.

Platón sólo dice: "...La belleza, que existe eternamente, ni nace ni muere, ni es ahora bella y después no, ni tampoco bella aquí y fea en otro lugar, ni bella para éstos, y fea para aquellos. Ni podrá tampoco representarse esta belleza como se representa, por ejemplo, un rostro o unas manos, u otra cosa alguna perteneciente al cuerpo, ni como un discurso o como una ciencia, sino que existe eternamente por sí misma y consigo misma..."

Es así como se hace evidente la imposibilidad que tiene la persona de poder amar propiamente el mal. También es cierto, que la razón puede formular algún mal juicio; y es por ello, que el hombre con su libertad, puede decidir elegir o dirigirse a "aquello que el intelecto le presente como bueno" a pesar de que exista otro bien mayor.
 
Por otro lado, es importante recalcar que el amor anhela poseer un bien con la intención de que dure siempre.  "Es preciso saber bien lo que es amar lo bello; es desear apropiárselo y poseerlo siempre, para ser dichoso ". El hombre aspira a la producción de la belleza mediante el cuerpo; y como la belleza es objeto de ser amado, se quiere que perpetúe sin interrupción, porque "el amor no es otra cosa que el deseo mismo de inmortalidad".
 
La única inmortalidad posible al hombre respecto del cuerpo; se produce por el nacimiento de los hijos, por la sucesión y sustitución de un ser viejo por un ser joven. Por otro lado, la belleza que busca el hombre según el espíritu o el alma, tiene que ver con perpetuar la sabiduría (obras de pensamiento, arte, poesía e inventos de toda especie), la cual asegura una inmortalidad muy superior a la primera.

Para finalizar, no basta con sólo "querer el bien del otro", sino el  de uno mismo. Y es que precisamente el hecho de "amar" al otro, trae consigo un querer perfeccionarse uno mismo, debido a que así, al donarnos, constituiremos "un bien" para éste.

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miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿Principios modernos de educación?


No es casualidad que me ponga a escribir sobre lo que acontinuación comparto, ya han de haberse dado cuenta que me llama mucho la atención los temas relacionados a la educación de la voluntad. He logrado asistir a una excelente ponencia del Padre Jorge Obregón en el preescolar de los niñitos sobre la educación de los hijos y resumo algunos de los puntos expuestos.
Somos nosotros los papás quienes tenemos la principal responsabilidad de educar a nuestros hijos. ¿Estaremos haciéndolo correctamente? ¿Cómo es que estamos viviendo una de las mayores crisis de antivalores de la historia? ¿Será que debemos cambiar algo en los modos de educar? Resulta que estadísticamente está demostrado que el lugar más inseguro para un ser humano es en el vientre de su propia madre, hoy en día mueren más niños por causa de aborto que número de muertes habidas en épocas de guerras mundiales y nazismo. 
Es así cómo Obregón explica entonces que hemos de tener cuidado con los llamados "principios modernos" de educación, es problable que quizá debamos retomar ciertas formas educativas de tiempos pasados, pero modificando las maneras (en lugar de tener que imponer lo bueno y lo malo, expliquemos los porqués con ejemplos y datos estadísticos).
Recomienda que no siempre "tenemos que estar del lado de los hijos", comenta que debemos saber reconocer cuando alguna acción de ellos no es correcta y corregirla. Daba el ejemplo de la buena suegra que se ponía del lado de la nuera cuando el hijo se equivocaba ¿Que es dificil? pues justamente por eso es que existen tantos hombres faltos de formación.
Otra cuestión a la que hacía referencia es el daño que les hacemos cuando les sobreprotegemos o les resolvemos las cosas... Estamos haciéndoles un mal, pues no les ayudamos a madurar, estamos criando niños menos capaces y con pocas posibilidades de autodominarse, mortificarse y darse por los demás. Es muy conveniente enseñarles a hacer cosas por sus familiares, amigos o necesitados, pues citando al Papa Francisco explicaba que "esta es la generación del merecimiento" se han acostumbrado a recibir porque sí, sin considerar que se merezca o no.
En relación a esto último, tomando en cuenta el libro de Meg Jay titulado "The Defining Decade", Obregón profundizaba que con este tipo de educación se crian generaciones individualistas e igualistas. Son personas que crecen en una ambiente de permisivismo y hedonismo (amor por lo fácil, poco esfuerzo y flojera) que promueve la maduración tardía de los hijos y de donde sale el famoso dicho "los 30 son los nuevos 20's"... ya los jóvenes se casan a mayor edad, por lo cual tienen tardíamente a los hijos y en consecuencia son menos hermanos que crecen con más cosas para ellos, con menos necesidad de compartir y en definitiva dentro de la cultura del egoísmo.
Una cuestión de cuidado decía, es que debemos esforzarnos en que sea la razón y lo espiritual lo que domine nuestras acciones y no lo material y los sentimientos; pues explicaba que a veces los padres tan solo por no "sentirnos" alejados de los hijos, no corregimos las faltas y evitamos los problemas, pero con esto estamos siendo egoístas, pues en lugar de procurar el bien de ellos, priorizamos el llenar vacíos propios al "sentirnos bien" con ellos a quienes tanto "queremos" (aquí añado yo, exigir es amar) recordemos del artículo anterior el ejemplo del profesor cuando el alumno le decía "mis padres no me quieren; si me quisieran, no me dejarían hacer lo que hago..." Obregón claramente insistía "NO PASA NADA, no pasa nada cuando les decimos que algo estuvo mal o pésimamente hecho", pues así como alagamos lo bueno, debemos hacerles saber lo malo... 
Antes de finalizar, quisiera rápidamente escribir tres consejos que nos dió: 
1.      (BE) SE - un buen ejemplo/buen modelo.
2.      (LEARN) APRENDE - que nos formemos/que los hijos sean nuestra verdadera PASIÓN.
3.     (TRUST) CONFÍA - confíar en uno mismo/en nuestros propios instintos una vez habiéndonos formado.
Por último con esta frase terminaba para recordar que el camino del carácter, la razón y lo espiritual (DIOS) es el camino para educar a los hijos amorosamente (por el verdadero bien de ellos) "Es más fácil criar hijos fuertes, que reparar hombres rotos" Frederick Douglass.