lunes, 20 de octubre de 2014

La mujer invisible, madres invisibles.


Me encontré este video que refleja el sentimiento que tenemos las mujeres o madres muchas veces cuando vivimos nuestro rol de mamás o esposas y nos sentimos invisibles. Se los dejo y espero que les guste.



martes, 7 de octubre de 2014

EDUCAR SIN TIEMPO

  

Hoy les he querido traer un resumen que hice luego de escuchar la conferencia de Juan José Javaloyes por youtube de una hora y veinticinco minutos aproximadamente llamada: "Educar sin tiempo".
Esto surgió gracias a una seguidora que me lo ha recomendado y realmente me ha parecido un material digno de compartir; pues desde hace tiempo les he querido hablar sobre educación de la voluntad y del carácter de los hijos porque lo encuentro muy muy importante y deseaba profundizar.
Javaloyes hace referencia a la dificultad e inquietud que tienen las familias de hoy, sobre educar a los hijos según la falta de tiempo que experimentan cada día los padres al tener la necesidad de trabajar ambos cada vez más. Por eso plantea la pregunta ¿cómo educar sin tiempo en este siglo? primero que nada dice, hay que tener claro el objetivo (un proyecto educativo para cada hijo), pues porque todos somos diferentes y si somos educados de igual forma, todos saldremos diferentes. Aunque parezca más difícil porque da más trabajo, comenta que no siempre es así... da el ejemplo de una madre que mete a bañar a todos los niños juntos para ahorrar tiempo, pero cuando se da cuenta estos pelean, mojan todo el baño, etc, entoces luego hay que pasar tiempo calmándolos y limpiando todo cuando uno por uno habría sido más fácil.
Más adelante hace referencia del para qué educar... los padres educamos para que nuestros hijos sean felices, y la felicidad sólo la alcanza quien es verdaderamente libre, y son libres quienes son capaces de amar más.
Para lograrlo da algunas claves; en primer lugar que los padres se amen: es el amor parental la principal cuestión cuando de la felicidad de nuestros hijos se trata. Por otro lado QUERER a nuestros hijos (que no es lo mismo que mimarlos) una forma de demostrarles el cariño es hablándoles siempre en lugar de gritarles, comenta que los padres no necesitamos tener la razón, es más importante tener paz, así que las órdenes se explican, y no se deben repetir para que aprendan a asumir responsabilidades y a no evadirlas, pues si se acostumbran a que les repetimos ellos entienden que no hay que cumplir las cosas a la primera.
Javaloyes dice "lo que puede hacer tu hijo no lo hace nadie" un niño de ocho años es capaz de levantarse solo y a partir de los doce "se tienen que levantar un cuarto de hora antes para hacerse el desayuno..." y es que si no, creen que las cosas caen del cielo y estamos criando gente más vulnerable. Caemos en el error de hacerlos dependientes de nosotros, pero la verdad es que les estamos generando un daño... da el ejemplo de un niño ya más grandecito que se va de campamento, y alguien le pregunta en la noche que por qué no se duerme, cuando este le contesta que es porque está acostumbrado a hacerlo con los masajes de su madre en los pies. Es importante recordar que los padres se podrían hacer esclavos de los caprichos de los hijos y se cansan, el cansancio es un enemigo de la objetividad, lo que nos podría hacer incapaces de aplicar la disciplina correctamente.
Es muy sano saber hacer las cosas por uno mismo, pero para eso debemos enseñar cómo hacerlas, pues no podemos esperar que los hijos hagan algo que no han aprendido hacer... hay tres cosas involucradas al momento de que ellos sean educados de este modo y son: SABER (para eso les hablamos, les decimos, les explicamos), QUERER (para eso les motivamos) y PODER (que tengan las capacidades, las hayan adquirido u aprendido).
Tenemos que educar sin miedo, muchas veces dice que los padres educan ciertos aspectos por el miedo a cosas... ejemplo a dejar embarazada a una novia o que la hija quede embarazada, etc. Resulta que esas son las consecuencias de no haber educado antes; hay que anteponernos a los factores externos criando con riqueza interior a los hijos, dice que mientras hayan más cosas adentro de la persona, cabrán menos cosas de afuera; en ese sentido, nos tendríamos que despreocupar de los ambientes o las influencias externas, pues ellos mismos las van a desechar.
Para eso, algo indispensable es enseñarles a cuidar su cuerpo: sueño, alimentación, salud, ejercicio, etc.  Da el ejemplo del típico niño mal estudiante que no recuerda lo dado en clase, pero casualmente es el niño que se queda dormido los lunes del cansancio acumulado ¿cómo ha de aprender si no escuchó la clase?
Además los hijos necesitan que los padres les exijamos, les expliquemos, les enseñemos, les forjemos ese CARÁCTER. Cuenta una anécdota de alguno de sus estudiantes (pues es maestro de profesión) que lleva una vida social desordenada (típicamente alcohol, drogas, sexo...) que le decía "mis padres no me quieren; si me quisieran, no me dejarían hacer lo que hago..." y es que ellos saben lo que está mal, pero no PUEDEN dejar de hacerlo de ese modo, pues les falta vida o riqueza interior, autocontrol, etc.
Carácter, carácter, carácter... o educación de la voluntad, es la clave para que nuestros hijos sepan ejercer bien su libertad, eligiendo lo que les hace mejores personas, personas más buenas y en consecuencia personas felices. Dice que no es casualidad que cada día se oigan casos de niños que sufren sus primeras depresiones a los ocho años de edad, son niños que nunca han tenido límites y que han decidido sobre sus padres los horarios de ver televisión, juegos... niños que no han tenido nunca responsabilidades ni se les ha exigido según sus capacidades de ordenar, cumplir un horario, etc. Los hijos no son "pobrecitos", son personas que si les enseñamos a cómo tender una cama, sacar la basura, poner la mesa, se hacen capaces, muy capaces.
No quiere decir esto que todos han de aprender al mismo ritmo, de la misma forma o al mismo tiempo, Javaloyes comenta que es importante saber aceptar también las equivocaciones como parte del aprendizaje. No nos debe dar miedo que los hijos se equivoquen, pues ¿si no han aprendido algo cómo han de hacerlo bien? es natural equivocarse y de ello se aprende. Termina con un video de la película Spanglish en la escena de la hija que le reprocha a su madre en público, su decisión de irse y obligarla a abandonar su beca del colegio privado, la madre no se desespera y le asegura que ella lo entenderá y que sin duda es por su bien, la pequeña sigue gritándole su inconformidad con la decisión, pero al rato reacciona al escuchar de su madre la explicación y la pregunta ¿de verdad QUIERES vivir esa vida y dejar de ser quien eres? y se disculpa... la madre  sin perder la paz confió en que ella lo entendería y no se dejó llevar por las emociones, caprichos o quejidos del momento.
Cuando a los hijos les exigimos al máximo, les estamos ayudando a forjar sus propias identidades, en definitiva les estamos cuidando mejor y les ayudamos a descubrir y cumplir esa misión para la cual somos buenos.
Finalmente los invito a escuchar el material a través del link (https://www.youtube.com/watch?v=Ty-IIqK6rNQ), pues aquí apenas he resumido un poco y en él encontrarán muchos más ejemplos y herramientas para profundizar sobre el tema.
Gracias por su tiempo e interés en la lectura, espero que les sea útil de algún modo.


miércoles, 9 de julio de 2014

Ternura y firmeza con los hijos.


Como les tenía prometido escribiré un pequeño resumen de lo que me dejó el libro "Ternura y firmeza con los hijos" de Alexander Lyford-Pike. Este libro contiene los consejos esenciales para los padres en la educación de los hijos.
El autor desarrolla el contenido en un camino de tres etapas: comunicación asertiva, respaldar las palabras con hechos y establecer las reglas del juego.
Muchas veces nos sentimos fracasados al pensar que nuestros hijos no quieren o simplemente no hacen caso a nuestras peticiones o palabras. Resulta que a veces es problema del lenguajes que estamos usando. Debemos dar mensajes DIRECTOS Y ASERTIVOS que no dejan duda en la mente de nuestros hijos lo que deseamos pj: "quiero que ordenes tu cuarto en este mismo momento", "tienes cinco minutos para terminar de ver tele y acostarte a dormir"; tenemos que evitar frases como: "se bueno", "pórtate como un niño de tu edad" pues el niño no sabe lo que eso significa y lo más seguro es que no cumplan nuestras expectativas.
Es importante tener en cuenta, que esos mensajes asertivos tendrán efecto según la forma en cómo hemos acompañado nuestras palabras con los gestos; hay que evitar los gritos, porque éstos muestran descontrol; hablemos en tono CALMO pero FIRME. Siempre miremos a los ojos del niño y demostremos que tenemos controlada la situación.
 En algunos casos, nuestros hijos buscarán eludir las órdenes tratando de engancharnos en conversaciones... nosotros debemos manejar estas situaciones cuando se presentan pj: Madre: -Alberto recoge los juguetes ahora- Hijo: ¿Por qué siempre yo y no Luis? Madre: -Ese no es el tema, quiero que recojas los juguetes ahora-.
El autor desarrolla otras técnicas del manejos de situaciones como el "tiempo fuera" del que les hablé hace poco y la técnica de extinción ( que se refiere a ignorar actitudes inadecuadas como las pataletas para no darles importancia y así el niño poco a poco sabrá que deberá dejar de hacerlo).

Por otro lado en cuanto a respaldar las palabras con hechos, habla de las consecuencias LÓGICAS  que sufrirán nuestros hijos cuando realizan algo que no es debido pj: el hijo mayor le rompe a propósito el juguete al hermanito menor, se le saca dinero de sus ahorros para comprar un reemplazo; nuestra hija derrama el agua deliberadamente, se le dice que lo seque; alguno pone la música a todo volumen en el cuarto, se le saca el equipo por unos días.
Si permitimos a nuestros hijos que con sus enojos se salgan con la suya, les estamos enseñando que cada vez que lo hagan no enfrentarán ninguna consecuencia por sus acciones; es por ello que siempre debemos ser asertivos y nunca anunciar castigos que no podremos hacer cumplir como lo típico cuando una mamá que no deja salir al parque a su hijo por un mes, termina cediendo porque es peor dejarlo encerrado (esa acción demuestra que hagan lo que hagan las consecuencias no habrá que afrontarlas).
Así como para las acciones malas hay consecuencias lógicas, debemos saber que para las buenas también existen los refuerzos positivos o motivaciones. El autor recomienda cambiar el excesivo elogio por motivaciones tangibles como privilegios o premios especiales pj: “Juan estuviste jugando con tranquilidad, puedes quedarte levantado una hora más", "María me ayudaste tanto en la cocina y la mesa que te invito a comer un helado".
Los premios también deben ser LÓGICOS para que luego no se convierta en que sólo hagan las cosas por lo que recibirán a cambio y siempre deben ser escogidos por los padres.
Finalmente es muy importante el reunirse con los hijos para "establecer las reglas del juego". Será el momento de poner claramente sobre la mesa lo que se quiere y lo que sucedería al no cumplirlo. Recordemos que los niños necesitan normas y criterios o modelos claros para poder desarrollar su personalidad, ya que aprenden a cómo comportarse en sociedad (rodeados de otras personas) de lo contrario podrían crecer "antisocialmente" (son esos niños que no aceptan normas y actúan contrario a cualquier parámetro) así que para ello con ternura y firmeza los padres los podemos ayudar poco a poco.

miércoles, 11 de junio de 2014

The orange rhino challenge

Aquí les dejo la tradución al español del artículo que les comenté por instagram sobre una madre estadounidense de 4 hijos que se propuso no gritarles por 365 días seguidos pasara lo que pasara.

10 cosas que aprendí cuando dejé de gritarle a mis hijos

Traducción: Putum putum

Alguien me preguntó este fin de semana pasado, “¿cuáles fueron tus conclusiones por no gritar durante un año? ¿Has aprendido algo?” Eh, muy buena pregunta. Y me hizo pensar: “Bueno, ¿qué aprendí?” Voy a decir esto: aprendí mucho, mucho más de lo que puede caber en una posible entrada en el blog! Así que quiero compartir con ustedes las 10 mejores cosas que he aprendido de mi “Desafío Rinoceronte naranja” donde me prometí no gritar a mis 4 niños durante 365 días seguidos.

1. Gritar no es la única cosa que no he hecho en un año (399 días para ser exactos!)

Tampoco he ido a la cama con un pozo desgarrador en mi estómago porque me sentía como la peor madre del mundo. No he gritado a mi marido a quien le gritaba una y otra vez. Y no he oído a mis hijos gritar: “Tú eres la peor mamá en el mundo, no te quiero más!” Sí, aprendí realmente rápido que es mucho mejor no gritar!

2. Mis hijos son mi público más importante.

Cuando tuve mi “epifanía no más gritos,” me di cuenta de que yo no grito en presencia de los demás, porque quiero que crean que soy una madre amorosa y paciente. La verdad es que yo ya era así pero rara vez cuando estaba sola, siempre cuando estaba en público con una audiencia para juzgarme. ¡Esto debería ser al revés en realidad! Siempre tengo un público – mis cuatro chicos siempre me miran y ellos son la audiencia que más me importa-, que son a quienes yo quiero mostrar lo amorosa, paciente y “libre-de-gritos” que puedo ser. Quiero que mis hijos me juzguen y proclamen: “Mi mamá es la mejor mamá del mundo!” Recuerdo esto cada vez que estoy en casa y pienso que no puedo perder la cabeza, obviamente no puedo … ¡ya lo haré fuera de casa todo el tiempo !

3. Los niños son niños, y no sólo los niños, la gente también.

Al igual que yo, mis hijos tienen días buenos y días malos. Algunos días son agradables y dulces y escuchan muy bien, otros días son gruñones y difíciles. Por cierto, yo soy siempre dulce y nunca difícil. Siempre. ¡Ja! Y como todos los niños, mis hijos son difíciles, a veces, se niegan a ponerse sus zapatos, y pintan la pared, sobre todo si se trata del nuevo papel de pared que a mamá tanto le gusta. Así que sí, tengo que revisar mis expectativas y recordar que mis hijos son niños: ellos todavía están aprendiendo, siguen creciendo, y todavía tienen que encontrar la manera de manejar el despertarse con el pie izquierdo. Cuando se “equivocan” tengo que recordar que no sólo no ayudan los gritos, sino que como yo, no les gusta que les griten!

4. No siempre puedo controlar las acciones de mis hijos, pero siempre puedo controlar mi reacción.

Puedo hacer mi mejor esfuerzo para seguir todos los trucos de crianza del mundo para tener a los niños bien disciplinados, pero ya que mis hijos son niños, ellos no van a hacer siempre lo que quiero. Puedo decidir si me dan ganas de gritar “¡recoge tus Legos!”  cuando ellos no escuchan o si quiero irme lejos por un segundo, recuperar la compostura haciendo algunos saltos, y luego regresar con un nuevo enfoque. PD: el irse y tomar un respiro en realidad puede obtener los Legos recogido más rápido que gritar.

5. Gritar no funciona.

Hubo numerosas ocasiones en que quería dejar mi “Desafío rinoceronte naranja” cuando pensaba “gritar sería más fácil que encontrar respiraciones profundas y alternativas creativas”. Pero yo era consciente. Desde el principio, he aprendido que gritar simplemente no funciona, eso sólo hace que las cosas salgan de control y hace que sea difícil para mis hijos para que oigan lo que quiero que aprendan. ¿Cómo pueden escucharme claramente decir “Date prisa, cojan sus mochilas, sus zapatos, sus chaquetas, no se peleen entre sí, vayan más rápido y háganlo todo ustedes solos!” cuando todo es una mezcla de intimidación y órdenes que hace que se pongan a llorar?

6. Momentos increíbles pueden suceder cuando no se grita.

Una noche oí pasos que venían de abajo y después de la hora de acostarse. Aunque enfurecí ya que mi “tiempo para mí” se vio interrumpido, me quedé tranquila y regresé a decirle a mi hijo  que volviera a la cama. Mientras lo metía en la cama me dijo “Mami, ¿me amarás si me voy al cielo primero, porque si vas primero, yo todavía te querré. De hecho, yo siempre te amaré. “Las lágrimas todavía vienen a mis ojos sólo de escribir esto. Puedo garantizar que si hubiera gritado “¡Vuelve a la cama!” nunca hubiéramos tenido esa dulce y tan importante conversación.

7. ¡No gritar es difícil, pero se puede!

No voy a decir que no gritar es fácil, pero conseguir ser creativo con alternativas sin duda lo hizo más fácil y más factible. Y después de gritar en el inodoro, golpear mi pecho como un gorila, cantar Lalala, Lalala es el mundo de Elmo, y el uso de servilletas de color naranja en las comidas como un recordatorio de la promesa, hicieron sin duda todo mucho más fácil. Claro, me siento tonta a veces al hacer estas cosas, pero me mantienen para no dejarlo. Lo mismo ocurre con mis nuevas palabras favoritas: “por lo menos”. Estas tres pequeñas palabras me dan una gran perspectiva y me recuerdan que debo relajarme. Yo las utilizo fácilmente en cualquier situación molesta. “¡Acaba de derramar toda una jarra de leche en el suelo … por lo menos no era de cristal y por lo menos estaba tratando de ayudar!”

8. Muchas veces, yo soy el problema, no mis hijos.

La línea de ruptura, “No eres tú, soy yo” suena incómodamente cierta cuando el aprendizaje es no gritar. Rápidamente me di cuenta de que muchas veces he querido gritar porque me peleé con mi marido, me sentí abrumada por mi lista de tareas pendientes, estaba cansada o era esa época del mes, no porque los niños se comportaran “mal.” También me di cuenta del reconocimiento de mis disparadores personales diciendo en voz alta: “Rinoceronte naranja, tienes el SPM (síndrome pre menstrual) y necesitas chocolate, tú no estás enojada con los niños, no grites” funciona muy bien para mantener a raya los gritos.

9. Cuidar de mí me ayuda a no gritar.

Siempre fui muy buena para cuidar de los demás, sin embargo, no siempre era buena en el cuidado de mí misma hasta ahora. Una vez que me di cuenta de que los desencadenantes personales, como sentirse con sobrepeso, sentirse desconectada de los amigos, y sentirse exhausta me predisponían a gritar, y empecé a cuidar de mí. Empecé a ir a la cama temprano, priorizando el ejercicio, tratando de llamar a un amigo un día y lo más importante, me empecé a decir que está bien que no sea perfecto. Cuidar de mí no sólo me ayuda a no gritar, sino también me hace más feliz, más relajada y más amorosa. Ah, los beneficios de no gritar se extienden mucho más allá de ser padres! No hay duda de que estoy haciendo una mejor crianza de mis hijos y en lo personal,  ahora que no me grito. Sólo por nombrar algunos de los beneficios inesperados de no gritar: Hago más actos de bondad al azar, puedo manejar situaciones estresantes con más gracia, y me comunico con más amor con mi marido.

10. No gritar se siente increíble.

Ahora que he dejado de gritar, no sólo me siento más feliz y más tranquila, también me siento más ligera. Me voy a la cama libre de culpa (a excepción de la galleta extra que comí ese día) y despierto con más confianza en que puedo ser una madre con una mayor comprensión de mis hijos, mis necesidades, y cómo ser más amorosa y paciente. Y estoy bastante segura de que mis hijos se sienten más felices y más tranquilos también. Sé que todo el mundo quiere leer, “dejé de gritar, y no sólo me siento muy bien, sino también mis hijos son ahora más tranquilos y perfectamente atendidos.” Bueno, no lo son. Ellos siguen siendo niños. Pero, las rabietas son más cortas y algunas se evitan completamente. Ahora que estoy más tranquila, puedo pensar más racionalmente para resolver problemas potenciales antes de que me venga una crisis. Pero olviden por un segundo que los niños se comporten perfectamente. Definitivamente, mis hijos son más amorosos hacia mí, y ahora me dicen muy a menudo “Te amo mamá Rinoceronte Naranja” y eso se siente impresionante, se siente fenomenal.

lunes, 26 de mayo de 2014

Video referente a la educación de la voluntad. Pilar Sordo

Aquí les dejo este video que me mandó una amiga y me encantó, porque definitivamente educando a nuestros hijos en voluntad los estamos educando para la vida. Las situaciones de la vida nos exigen ser recios y si nosotros como padres ayudamos a nuestro hijos a lograr las cosas así éstas conlleven sacrificio, tendrán algo adelantado. Luego me gustaría escribir algo sobre la voluntad un poco más profundo. Saludos!


lunes, 12 de mayo de 2014

¡Qué vivan las mamás!


Este es tan sólo una muestra de esos gestos que tienen nuestros hijos con nosotras sus mamás, que hace que cada desvelo, cada angustia, cada desorden, cada malcriadez, cada cansancio, cada desajuste, cada fiebre, cada vaso derramado, cada camisa manchada, cada actividad sin poder terminar en el momento, cada lágrima... sencillamente VALGA LA PENA; porque ser madre es al mismo tiempo el don más grande, la experiencia más maravillosa, divertida, emocionante, retadora, exigente, trascendente, gratificante... que pueda existir para cualquier mujer con vocación de mamá.

¡FELÍZ DÍA DE LAS MADRES!

Y mi a mami querida (la más guapa, sin duda, del mundo) simplemente GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

lunes, 28 de abril de 2014

Mi pequeño manual para la enseñanza de buenos hábitos alimenticios en nuestros hijos



No soy ninguna profesional de los principios nutricionales, solo soy mamá de tres niños;  una de ellas con dos años y medio que sí que me ha dado guerra con el tema de la comida; pues luego de que mi primer hijo fuese bastante dócil en ello, realmente nunca fue que instauré muchos hábitos, él simplemente comía lo que le diera así que no me importaba que se alimentara por ejemplo frente al televisor o sentado en el sofá de la casa.

Pero fue cuando me tocó enseñar de comer a Claire, que tuve que repasar si estaría cometiendo algunos errores o si podría aprender algún truco para que mi querida bebé pudiese aumentar su talla que se encontraba tan solo en el percentil 3 de estatura que significaba que de 100 niñas / 97 serían más altas que ella. 

Esto significó tenerle que hacer distintas pruebas para descartar que la falta de crecimiento se debiese a la pérdida de calcio u otras causas. Y fue hace unos cuantos meses que luego de haber instaurado una cantidad de nuevos hábitos alimenticios y de saber gracias a los distintos exámenes que todo andaba con normalidad, que Claire subió al percentil 15 (que sigue siendo bajo, pero ya no tanto y además coincide con su patrón familiar, de esa forma lo considero un logro y lo más importante "Claire ahora come")

Digo "Claire ahora come" porque a ella sencillamente no le gustaba NADA de eso que alimenta. Haciendo muchos esfuerzos lograba que un día probara arepa, pollo o plátano, pero al día siguiente ni eso... 

Así es que esta situación me llevó a tener que leer y leer, consultar e investigar. Y como resultado de ello, escribiré lo que considero es fundamental cuando se trata de instaurar hábitos alimenticios a tus hijos:

  • Primero que nada comienza desde el mismo momento que al bebé se le incorpora un alimento diferente a la leche, luego podría ser tarde, aunque nunca "demasiado" gracias a Dios. 
  • Intenta variar cada semana los menús para estimular su gusto. Muchas veces caemos en el error de darle la misma fruta o la misma sopa pensando que si le ha gustado la primera vez le gustará las demás veces, deberíamos insistir en variar todos los días si es posible incluso las texturas (pues podría aburrirse del sabor o presentación y comenzar a rechazarlo).
  • Establece horarios para la leche y los sólidos sin obsesionarte con la puntualidad. La rutina y estructura es sumamente importante, especialmente cuando se trata de niños que "no comen". Los padres deben establecer reglas al momento de comer y mantenerse firme en ellas. Nuestro hijos asociarán que si soy firme con la hora o el lugar de comer, también lo seré con el menú ofrecido.
  • Evita el picoteo entre las comidas: si dejamos que antes del desayuno, almuerzo, merienda o cena nuestros hijos tomen algún jugo o galleta, desajustaremos el reloj biológico y cuando sea el momento de la comida no tendrán el mismo apetito y ya no será un tema de que guste o no, estaremos añadiendo un enemigo adicional "la inapetencia".
  • Si a tu hijo le da hambre antes de la hora, ofrécele agua (en la siguiente comida podrías aumentar un poco la porción de comida o quizá podrías adelantarla unos cuantos minutos) y recuerda que esos alimentos azucarados o bebidas es bueno reservarlos para días especiales como los cumpleaños, etc. Les hacemos un bien cuando les damos estructura porque los pequeños no saben lo que esta bien o mal, pero necesitan que nosotros los orientemos.
  • Ofrécele porciones pequeñas que visualmente no desestimulen al niño y con los días podrás irlas aumentando, sin embargo recuerda que es mejor que repita, a que deje comida en el plato. Así el niño se siente que ha logrado su objetivo.
  • Propicia un ambiente agradable para tu familia a la hora de comer. Aprende a relajarte ese día que tu hijo decidió no comer demasiado, establécele una meta que pueda cumplir (dos cucharadas de esto y una de aquello).
  • Elogios:  los padres pueden recurrir a las felicitaciones al momento de comer, de tal manera que el niño reaccione positivamente a probar nuevos alimentos. Es importante no hacer un uso desmedido de los mismos (debemos guardarlos para aquello que realmente deseamos reforzar).
  • Comer en familia: evita comer frente al televisor. Si tu hijo ya no es tan bebé inclúyelo a la mesa y colócale algún taburete si es necesario para darle la altura adecuada. Algunos estudios demuestran que los niños que comen junto con sus padres se alimentan mejor que los que comen solos. Toman más frutas y verduras, poseen mayores habilidades de expresión, establecen relaciones más saludables con los otros y se sienten mejor integrados en su familia. En horario infantil, la televisión concentra la emisión de anuncios de alimentos que pueden influir en los hábitos de consumo del niño. La mayoría de anuncios son de chucherías, chocolates, refrescos, etc. (Aída Díaz, 2010. Comer viendo la tele de: http://www.serpadres.es/familia/vida-en-familia/comer-viendo-la-tele.html).
  • Deje que el niño se alimente solo: Después de que el bebé cumpla un año, puede comenzar a animarlo a alimentarse por sí mismo para que vaya dominando las habilidades a la hora de comer.  
  • Perseverancia: hay quienes dicen que un alimento debe ser probado al menos 20 veces antes de que comience a gustarle al niño. 
  • El ejemplo: si te aplicas a ti misma los mismos principios nutricionales, tu hijo adoptará más fácilmente estos hábitos. Y si tus hijos ven que tienes una relación sana con la comida van a imitarte, así que trata de esforzarte por tomar agua, comer verduras, frutas y granos.
Esperando que estas ideas les sean útiles, muchos éxitos en la instauración de buenos hábitos alimenticios.