Hace poco leí una definición de comunicación que la explicaba
como aquel proceso de interacción social mediante el cual las personas se
conocen e intercambian experiencias, emociones, ideas, creencias o
sentimientos. Comunicarse sería todo acto de compartir, relacionarse, entender
y ser entendido.
Por otro lado es de saberse que no todas las comunicaciones
son efectivas, es importante hacer caso a la forma en cómo nos estamos
comunicando para hacer de la interacción una experiencia grata.
Algunos pensadores de familia han dicho que muchas de las
crisis matrimoniales suceden a causa de una ruptura
en la comunicación de los esposos. Es importante tener esto en cuenta para
no permitir que por una falta de comunicación, nuestros matrimonios se vean en
problemas.
A continuación les presento una recopilación de consejos para
mejorar la comunicación en el matrimonio propuestos por distintos autores.
5 Tips para mejorar
la comunicación en el matrimonio
Una gran cantidad de matrimonios se divorcian por pequeños
problemas, los cuáles se pueden resolver antes de tomar esa trascendental
decisión; uno de estos es la comunicación. En este artículo queremos
presentar algunos aspectos importantes de la comunicación en el matrimonio e
invitar a reflexionar acerca de cómo nos comunicamos con nuestra pareja.
Existen herramientas o técnicas, con las cuáles podemos
evitar problemas y discusiones inútiles que mejorarán nuestra relación
matrimonial. En toda relación de pareja es inevitable discutir, lo importante
es saber comunicarse de forma efectiva:
1. Hacer tiempo para hablar:
Muchos nos sentimos identificados con frases como ¨ya no
encontramos tiempo para hablar¨, o ¨vamos a dejarlo pasar para no pelear¨, ¨no
sé cómo hablar a solas con él/ella¨ y luego cuando logramos establecer una
conversación, siempre terminamos en peleas. Esto suele suceder cuando no
incluimos en nuestro día a día, pequeñas conversaciones por estar ocupados en
otras tareas que en el momento pudieran parecer más importantes.
Es importante hacer tiempo para hablar, compartir y
divertirnos juntos. Las conversaciones no tienen que ser profundas, se
pueden tocar temas simples de experiencias diarias, como qué hicimos durante el
día, etc. Es bueno no sólo decir qué nos pasó, sino también el significado de
lo que nos pasó y cómo eso nos afectó interiormente. Es bueno animarse a
compartir en un nivel más profundo y animar a nuestra pareja a que también lo
haga para poder mantenerse al día acerca del crecimiento personal de cada uno.
Si lo hacemos correctamente, no tendremos que decir, “mi pareja ha cambiado
tanto que no la reconozco”.
2.
Comunicación
continua y variada:
La comunicación no
sólo debe darse cuando hay un problema debe ser continua y variada.
Muchas veces cuando le decimos a nuestra pareja: “tenemos que hablar”, lo que
el otro entiende es: “tenemos un problema”.
Que partimos con una conversación obligatoria para poder resolver un
problema. Sería ideal reservar un tiempo específico de la semana para resolver
problemas y dejar el resto para relajarse o divertirse juntos.
3.
Ser
sinceros:
Sin embargo, hay que saber expresarse con libertad cuando
haya algo que nos moleste para no quedarnos con nada por dentro. Algunos
dicen que la mejor forma de lograr esto es no acostarse a dormir disgustados,
lo cual nos obliga a decir todo lo que nos molesta antes de que acabe el día.
Otros opinan lo contrario, dicen que en ese momento uno está tan cansado y
malhumorado que no vale la pena seguir discutiendo en la noche. Cualquiera que
sea el estilo de cada quien, no lo hay que dejar pasar estas situaciones: en
una de las lecturas que nos basamos para escribir este artículo relataban una
historia sobre una pareja donde ella (Helena) no compartió con tiempo a su
esposo ciertas dudas -su esposo llegaba tarde del trabajo todos los días. Ella
estaba dolida por ello, pero no decía nada por temor a pelear. Con el tiempo,
Helena empezó a sentir rencor y a pensar que el esposo le era infiel. Se creó
una inseguridad muy profunda en la relación y muchas peleas surgieron a raíz de
esto. Un día ella explotó y lo amenazó con irse porque le estaba siendo infiel.
El esposo, sin entender, le comunicó que tenía mucha presión en el trabajo
porque el jefe le dijo que lo iba a despedir por su bajo rendimiento. Él, bajo
grandes niveles de presión, no había dicho nada a su esposa para no crear más
tensión-.
La clave más básica para la comunicación en el matrimonio es
la honestidad. Cuando alguno de la pareja deja de confiar en el otro, nunca
será lo mismo. Cuando se dicen las cosas no hay espacio para las suposiciones…
Hay un dicho que dice “si no lo dices, no lo sé” (si lo dudas, pregunta y no
supongas).
4.
El
halago:
Igualmente, un hábito favorable para los esposos es decir eso
que nos encanta de la relación y de nuestra pareja. Recordar halagar más, y
tratar de criticar menos. Algunas personas se proponen dar cinco halagos
por cada crítica. Es importante demostrar admiración por nuestra pareja,
comunicarles lo que nos gusta de ellos, darles cumplidos siempre que se pueda y
no hablar con sentido de superioridad cuando presentamos una crítica. Así mismo,
al momento de dar una crítica a nuestra pareja (porque a veces resulta positivo
y necesario), es importante cuidar el modo de hacerlo y presentarla de la
manera adecuada para que logremos el objetivo y evitemos discusiones.
5.
Cuidar la
forma al hacer una crítica:
a. Criticar
la acción y no a la persona:
Para esto hay que tener en cuenta que las críticas se
realizan a la acción, no a la persona, por ejemplo: si nuestra pareja
tiende a dejar la ropa en el suelo, podríamos decir “me disgusta el hecho de
que la ropa esté tirada en el suelo, porque la casa se ve desordenada”, evitemos
decirle “no dejes la ropa en el suelo, eres un desordenado(a)”.
Cuando se va a criticar al otro, es importante que no se
sienta como un ataque directo a la persona. En vez de decir: “eres un
egoísta, solo te importan tus cosas y nada más”; se podría decir: “hoy me sentí
un poco sola porque no tuve oportunidad de compartir mi día contigo”.
b. Emplear
la técnica del yo:
La técnica del “yo” es una herramienta que funciona en
estos casos, por ejemplo: en lugar de decirle a tu pareja: “tú eres impuntual”
se podría decir: “yo veo que no aprecias mi tiempo cuando llegas tarde y me
haces esperar”. Esta estrategia le quita el enfoque a la persona y lo coloca en
el comportamiento, así nuestra pareja no se sentirá personalmente atacada y
estará más abierta a escuchar nuestras inquietudes.
c. Encontrar
el mejor momento para comunicar algún disgusto:
Una vez que hemos decidido comunicarle a nuestra pareja lo
que nos molesta, es importante saber cómo y cuándo hacerlo. Por una parte,
es mejor evitar hablar cuando alguno está muy molesto para prevenir los tonos
de voz altos por parte de ambos. Esto requiere de esfuerzo al principio,
pero si se practica se hace un proceso natural en la relación. No se debe
llegar al punto de lo que algunos afirman de la siguiente manera “nosotros
estamos acostumbrados a hablarnos así, tanto, que el gritar no nos afecta”.
Nuestro modus operandi debe ser la paz.
Es bueno tener un plan de acción para saber qué hacer cuando
sentimos que la conversación está a punto de tornarse agresiva o negativa. Si
alguno grita, se para la conversación, se calman, se piden perdón, y siguen la
conversación en un momento más apropiado. Es muy fácil saber que no se debe
alzar la voz, pero es mucho más difícil acordarse de eso cuando se está en pleno
de una discusión, pues las emociones alteradas nublan la razón. Para lograr
esto es importante llegar a acuerdos previamente donde se determinen las
acciones a tomar en momentos de discusiones.
d. ¿Nunca,
siempre, todo, nada?:
Otra estrategia para la comunicación efectiva es no
generalizar. Cuando hablemos de nuestras inquietudes, no deberíamos usar
palabras como “nunca” o
“siempre”, “todo” o
“nada”. Si decimos: “tú nunca
me dices que me quieres”, simplemente nos estamos quejando sin ofrecer una
solución y hacemos que nuestra pareja se ponga a la defensiva. Nuestra pareja
nos podría responder, con todo el derecho del mundo, lo siguiente: “¿nunca, te
digo que te quiero? ¿Ni una vez desde que nos conocimos?”. Es mejor usar
palabras que se acerquen más a la realidad, como por ejemplo: “últimamente lo
dices poco”, “me gustaría escucharte decirlo más”, “me lo dices muy pocas
veces”.
e. Conocimiento
profundo del otro:
Es clave conocer y
aceptar a nuestra pareja tal y como es. Si tu pareja responde más a
palabras de afecto que a actos de servicio, acepta que tienes que decirle más
palabras de afirmación. Hay que enfocarse en lo positivo de la relación y de la
pareja en vez de intentar cambiar al otro. Es cuestión de darse cuenta de las “tantas
cosas buenas que hay en la propia relación y enfocarse en eso”; lo negativo se
intentará mejorar.
Christian Conen dice “hay que volverse expertos en su
pareja”, conocerte y conocerle. No ames como tú quieres ser amado, ama como
tu pareja quiere ser amada. Todos somos diferentes, hay que dedicarse a conocer
al otro: sus más íntimos deseos, su manera de sentirse querido, su manera de
comunicarse mejor.
f. Darnos
a conocer:
Comunicarse de forma adecuada requiere también que seamos
muy explícitos con nuestros deseos. Las parejas no deberían estar tratando
de adivinar lo que quiere el otro. Es muy común que las mujeres digan: “él
debería saber lo que yo necesito ¿no me quiere lo suficiente como para
averiguarlo por el mismo? ¿No me conoce lo suficiente para saber?”. La
respuesta simple es que no se trata de amor o de cuánto nos conoce, se trata de
que el amor no nos hace adivinos.
Tratemos de ser
objetivos, uno siempre hala para su lado y la conversación gira en torno a
quién tiene la razón. Lo ideal no es que cada quien luche por imponer
su opinión, sino que luche por la relación, que luche por buscar
soluciones, por los dos. Para esto hay que aprender a ser desprendidos, generosos
y humildes.
g. Dejar
hablar:
De la misma manera que hay que aprender a hablar, también hay
que aprender a dejar hablar al otro aunque nos parezca que no tenga la
razón. Muchas veces queremos interrumpir con nuestra opinión, o nuestra
interpretación del asunto antes de que nuestra pareja haya terminado. Cuando
escuchamos, al mismo tiempo estamos preparando una respuesta en nuestra mente y
analizando todas las razones por las cuales está equivocado, en vez de escuchar
bien y hasta el final.
En lugar de decir “eso que dices es mentira”, podríamos
decir: “no estoy 100% de acuerdo con lo que dices, pero lo que sí sé, es que
estás herida y eso me duele. Vamos a hablar para poder mejorar las cosas y que
los dos estemos felices.”
“Cuando tú estás molesto, incluso si es conmigo, el mundo
frena y yo te quiero escuchar” diría el especialista, John Gottman. Antes de
responderle a tu pareja, asegúrate que se sienta entendida y valorada. Si ésta compartió
algo íntimo, hazle saber que valoras mucho ese hecho antes de devolverle tus
opiniones.
Este ejercicio motiva la comunicación y aumenta la intimidad.
Si se quiere que la pareja comparta cosas con uno, hay que aprender a escuchar
sin juzgar, aceptando y comprendiendo. Si dice algo que nos ofende, hay que
saber tomar responsabilidad por lo que uno hizo mal y no estar a la defensiva
siempre.
Por último, para saber escuchar bien hay que evitar gestos de
burla o de impaciencia y tener una disposición sincera de escuchar al otro.
h. Lo
que empieza bien, termina bien:
Todo esto parece sonar muy bien pero realmente a la hora de
una pelea, se nos olvidan las reglas del juego y nos dejamos llevar por el
momento y las consecuencias pueden ser graves. Hay que tener cuidado porque en
estos momentos es cuando se dicen cosas que nunca vamos a poder borrar. Para no
llegar a este punto, es importante comenzar la discusión de manera adecuada: el
Dr. Gottman dice que lo que determina que una discusión termine bien o mal es
el cómo comienza… empezar con negatividad sólo generará más negatividad (se
puede predecir cómo va a terminar una discusión matrimonial con tan solo
observar los primeros tres minutos). Así que procurar empezar bien, empezar en
positivo.
Debemos tener en cuenta también que nunca se debe discutir
delante de terceros y mucho menos delante de los hijos.
Para terminar, quisiéramos animar a las parejas a buscar
ayuda profesional cuando encuentren que las técnicas normales de comunicación
no funcionan. No hay que esperar hasta que los problemas sean muy graves o que
la palabra “divorcio” sea introducida en las discusiones para buscar esta
ayuda. Es mejor hacerlo temprano, cuando la pareja no haya sufrido suficiente
daño y se pueden arreglar las cosas más fácilmente. Pero aún si es tarde,
buscar ayuda puede salvar a un matrimonio.
¿Y
tú, en qué puedes mejorar?
Escrito por: Ana Bethencourt y María Corina Haydon
Fuentes:
Barker, E. 2014/12/07. The 4 Most Common Relationship Problems — And How To
Fix Them.
bakadesuyo. Recuperado de: http://www.bakadesuyo.com/2014/12/relationship-problems/?utm_source=%22Barking+Up+The+Wrong+Tree%22+Weekly+Newsletter&utm_campaign=6e126fb856-Gottman_12_7_1412_7_2014&utm_medium=email&utm_term=0_78d4c08a64-6e126fb856-56919449Anónimo. 2015. Estrategias de comunicación (II): ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo?. ysinembargotequiero. Recuperado de: http://ysinembargotequiero.com/2012/11/09/estrategias-de-comunicacion-ii-cuando-donde-como
Anónimo. 2015.Estrategias de comunicación: Nunca “siempre”, nunca “nunca”. ysinembargotequiero. Recuperado de: http://ysinembargotequiero.com/2012/10/24/estrategias-de-comunicacion-nunca-siempre-nunca-nunca/
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Gaytán, E. 2014. Es imposible comunicarme con mi pareja: es como si habláramos idiomas diferentes. familias. Recuperado de: http://www.familias.com/es-imposible-comunicarme-con-mi-pareja-es-como-si-hablaramos-idiomas-diferentes
Wow, es bueno estar de vuelta con mi ex nuevamente, gracias Dr. Ekpen por la ayuda, solo quiero hacerle saber que está leyendo esta publicación en caso de que tenga problemas con su amante y se esté divorciando y usted no quiere el divorcio, el Dr. Ekpen es la respuesta a su problema. O ya se está divorciando y todavía quiere que él / ella contacte al Dr. Ekpen, el lanzador de hechizos ahora (ekpentemple@gmail.com) y se alegrará de haberlo hecho.
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