Hace ya varios días escribí una reflexión sobre una foto que tome a los niñitos y me animé a escribir sobre nuestra cuarentena. Esto ha sido histórico en nuestras vidas y creo que son momentos que marcaron los recuerdos de nuestros hijos y nuestra familia.
Si hay algo que agradecemos de la cuarentena ha sido la posibilidad de compartir más tiempo de calidad, de jugar sin estrés, de escucharnos sin prisas, de conocernos más.
Desde hace algún tiempo sentía que necesitaba un STOP de esa rutina que no nos dejaba tiempo de compartir exclusivamente entre nosotros. La corredera entre colegio, trabajo diario, deportes, cumpleaños, reuniones, los amigos de cada quien... no podíamos parar, porque luego nos tendríamos que encaramar y seguir. Sentía que llegaríamos al día en que pasaríamos del "no poder estar juntos al no querer estarlo", por un lado porque no sabríamos cómo hacerlo y por otro porque cada quien tendría a alguien más o algo más deseable que hacer o con quien estar.
Me puse a ver fotos y quedé impresionada de la cantidad de cosas que han pasado y han sido trascendentes para nosotros durante este tiempo: Héctor cumplió 10 años y Antonella 3 años. Celebramos el día de la madre y seguramente el del Padre también lo celebraremos. Pablo y Claire han mudado dientes. Hemos hecho más ejercicio, hemos salido por las calles de nuestra urbanización cosa que antes ni nos lo planteábamos por el tema de seguridad, conseguimos un piscina y la hemos disfrutados los fines de semana, hemos jugado más... nuestro favorito el escondite oscuro en las noches con todas las luces apagadas. Hicimos orden en nuestros closets, practicamos presentaciones orales, rezamos más, nacieron varios conejitos, cada quien se conectó por zoom con amigos que teníamos tiempo sin ver, hemos hecho recetas nuevas y hemos inventado en la cocina. Para el país, el delivery se hizo normal y también el trabajo a distancia, hemos tenido que aprender más de tecnología y ni hablar del homeschooling, ya son 3 meses y mínimo seguirá hasta julio. Antonella dejó los pañales y la cuna también, los niñitos crecieron y perdieron tallas de ropa y zapatos, nos cortamos el pelo, hasta Joaquin presentó examen de admisión para colegio grande...
La cuarentena ha sido para nosotros un tiempo de reencontrarnos, de re-conocernos, de encompincharnos, de peleas sí también, pero de muchísimos momentos agradables y reconciliaciones, de oportunidades de hacerlo mejor porque la convivencia hace que todo se vea y se sienta más.
No digo que todo sea facilito, ni que no tengamos ansiedad, ni que no veamos que el mundo está complicado o no nos haga falta ver a nuestros familiares y amigos cercanos con regularidad ahora más afectados por gasolina también... solo que en algún sentido esa parte de la cuarentena me está gustando MUCHO. Espero aprenderlo y no olvidarlo para siempre cuidar y promover el tiempo exclusivo y de calidad familiar que necesitamos.
Les dejo algunas foticos que nos quedarán para el recuerdo.
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